El Nido de Águilas es el baluarte para pensar críticamente, debatir con tolerancia y valorar la opinión de los otros.

Soy Bachiller en Humanidades, con una educación en letras y ciencias. Profesores exigentes, insisten en la disciplina y la formalidad académica como un modelo de conducta social e individual.

Aprendí a estudiar, diariamente, con métodos puntuales. El profesor Arosemena de Matemáticas, en primer año, nos educa en cómo organizar el tiempo de estudio, es la lección que marca mi vida estudiantil.

El Instituto Nacional es el semillero fértil de amor a la Patria como compromiso ético, en consecuencia asumo la responsabilidad patriótica de eliminar el enclave colonial.

La lírica de Amelia Denis De Icaza, Gaspar Octavio Hernández y Ricardo Miró enriquecen mi sentido de pertenencia y memoria histórica. Soy protagonista de la épica de la Soberanía.

El Instituto Nacional promueve el hábito por la lectura. Leer es la herramienta del aprendizaje que complementa el saber escribir. Berta Cabezas, Miguel Mejía Dutary, César De León, Pablo Pinilla, Pedro Ayala, Ricardo Jaén, entre otros, me motivan como un lector apasionado.

Santa Teresa de Jesús ilumina mi praxis con la máxima: Lee y conducirás. No leas y serás conducido. La literatura es el sendero hacia la libertad. Lo aprecio con la lectura del Quijote.

La lectura me inspira para ser un estudiante distinguido, de buena ortografía y redacción; con el imaginario fecundo para participar activamente en las clases y en la militancia de la Asociación Federada, auténtica escuela de civismo.

La educación de la época es de calidad con valores ciudadanos y morales.

La Filosofía es para mí, un estilo de vida. Amé a Sócrates y la mayéutica, aprendí a nunca renunciar a los principios, de ser un ciudadano digno, responsable y de respaldar con honor la palabra empeñada.

Platón y Aristóteles postulan las doctrinas del arte de gobernar, así comprendo que el mandatario debe ser siempre justo, un líder con equidad y decoro al edificar el bienestar colectivo e individual. El gobernante con sólida educación, llega a conocer y resolver las necesidades de la comunidad. La honestidad en el manejo del erario nacional es la prioridad del servicio público.

La Filosofía es la fragua para pensar objetivamente, a cuestionarlo todo, a ser multidimensional en las perspectivas, a oponerse al dogmatismo ideológico como político; a ser independiente, a expresar la propia opinión y sustentarla, a saber quién eres.

La Filosofía, nutre mi carácter, en el Instituto Nacional y la Universidad de Panamá, con inolvidables maestros como Tobías Díaz y Diego Domínguez. Yo decido SER a Tener, así rechazo los halagos del Coloso del Norte, la oligarquía y la Guardia Nacional. Mi ser interior es mi brújula.

La Filosofía fortalece mi verticalidad como dirigente de la combativa, heroica y mártir Generación del 58. El análisis exhaustivo de la problemática nacional me permite exponer con puntualidad cervantina las demandas del movimiento estudiantil. La dirigencia de la FEP me escoge, en coyunturas difíciles y de riesgo, para dialogar con los que ejercen el poder; aplico los principios de la dialéctica que la Filosofía elabora para encarar cualquier circunstancia.

La Filosofía guía mi vida docente en la educación secundaria y luego como catedrático en la USMA; soy un arquetipo viviente para mis alumnos, educo con el ejemplo. La docencia pública la ejerzo con mis artículos en los medios de comunicación.

Filosofía y Lógica las di durante los seis años que trabajé en el Colegio Ángel María Herrera de Penonomé; durante ese tiempo Ricaurte Soler, Chuchú Martínez y Humberto Brugiatti son mis mentores.

La Filosofía es el fundamento conceptual de mi praxis como escritor. Pitágoras y la armonía universal me llevan a redactar con pensamiento lógico, así creo una prosa metafórica y poética plena de musicalidad.

La educación panameña silencia a la Filosofía. Los políticos son amorales, analfabetas, corruptos, el ejemplo del juega vivo, son los antípodas del saber ético.

El panameño carece del pensar reflexivo, es un profesional mediocre, burócrata irresponsable, empresario y político delictivo. Los mandatarios nunca son estadistas.

La juventud manipulada por la civilización del espectáculo, hace de lo frívolo y banal lo usual. El Tener es la moda. El consumismo y la vida fácil sin responsabilidad conducen a la delincuencia y la adicción a las drogas.

El sistema educativo, al eliminar La Filosofía del curriculum y sin el aprendizaje de las Humanidades, le cercena a la juventud el derecho a pensar, sentir y decidir con la cosmovisión a tono con las necesidades profesionales, cívicas, espirituales y éticas.

Recomiendo a los profesionales, a los ciudadanos que desean ser protagonistas de un devenir más humano, estudiar Filosofía.

Los jóvenes creativos y promotores de opinión, los políticos y profesionales que desean ser la diferencia, los invito a conocer el saber filosófico; pueden matricularse como oyentes o estudiar con la formalidad académica en la Casa de Méndez Pereira. Así lo hace Isolda De León, profesora de Español, de la experiencia especulativa concluye que La Filosofía nace del asombro. El saber filosófico es la crítica de la crítica, síntesis de una persona que se enamora del pensamiento reflexivo. Hacer filosofía es vivir con conciencia analítica.

La Filosofía le da sentido a mi vida como ciudadano, soy solidario con los que luchan por la justicia y la libertad como Leopoldo López, el Mandela de la América criolla, detenido político del dictador Nicolás Maduro.

Por Ricardo Arturo Ríos Torres

Panamá, septiembre de 2018.

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