Adán Castillo Galástica dirigente de la Asociación Federada del Nido de Águilas, directivo de la Federación de Estudiantes de Panamá y líder de la Generación del 58. Siempre institutor y patriota.

Por Ricardo Arturo Ríos Torres                           

   Hay libros que nacen en el momento justo, con un significado trascendente para el entorno social que los acoge, el efecto es como la lluvia primaveral en tierras áridas.

 Epifania del Chagres, tiene un mensaje subyacente y anímico que me impactó, lo leí días antes de conmemorarse el cincuentenario de la Gesta de Enero de 1964. Mi alma era un torbellino de sentimientos encontrados. Lloré de emoción.

   Adán Castillo Galástica es un patriota, siempre institutor, periodista y ecologista por excelencia.  El dirigente de la Generación del 58, combativa, mártir y heroica, es un hijo del Quijote.

   Adán, como escritor, teje y reteje los sentimientos, recuerdos e imaginativos como lo hizo Penélope.

   Epifania del Chagres coincide con los 100 años de la apertura del Canal de Panamá y con los 50 años de la épica de la Soberanía. No es casual ni coincidencia, es la encrucijada que los dioses propician para que reaccionemos ante las injusticias y los designios incomprensibles. La novela testimonial es un compendio temático  del acontecer histórico de una nación aluvional como la panameña. Sigue el estilo de Rogelio Sinán con la Isla Mágica.

   Adán recorre las huellas del tiempo y los caminos vividos con espíritu contestatario. La prosa es hermosa, el diseño fluido y pintoresco, pleno de fragancias inéditas, insólitos nutrientes como el legendario maná bíblico.

   La trama y eje nuclear gira en torno al despojo de los nativos del gran valle del Chagres, enfrentados a inconcebibles vicisitudes, suicidios y atropellos, víctimas de la voracidad del Coloso del Norte. La inundación y consiguiente embalse de Gatún provocó una fractura  abismal en los seres humanos que habitaban en escenarios bucólicos y tentadores.

 Los hijos del Chagres vivían en un paraíso sin serpientes. Los árboles gigantescos de cuipos, madroños, guayacanes, espavé, javillos y corotúes anidaban mariposas, pájaros y una fauna de siglos; todo desapareció al igual que los poblados centenarios.

   Adán desdobla el alma y vuela como el mítico Ícaro al laberíntico pasado a encontrarse con fantasmas, las lágrimas son volcánicas.

   El que ama el terruño tiene siempre presente dolores y alegrías. Adán, con puntualidad cervantina, traza pinceladas de la expedición delictiva de Henry Morgan y la destrucción de la ciudad de Pedrarias. La complicidad de los esclavos, las negras domésticas y los cimarrones con la piratería favorecen el asalto al primer emplazamiento europeo en el Pacífico americano.

 Adán se refiere al camino de hierro intermares, el ferrocarril ístmico y la fiebre del Gold Rush con el trasiego del oro californiano y la podredumbre humana, con  Aspinwall, Run Runnels y una compañía con el afán  de engullirse el tan codiciado territorio transístmico y el consecuente Incidente de la Tajada de Sandía, primera asonada popular contra el imperio de Wall Street.

  La Guerra de los Mil Días lo apasiona, el olor a pólvora está presente en la región chagreña. La cholada está con Victoriano Lorenzo. Belisario Porras, Guillermo Andreve, Domingo Díaz, Manuel Quintero Villareal, Domingo de la Rosa y muchos otros valientes se enfrentan a los godos. La sangre de los panameños se derrama a raudales. Y las águilas imperiales fusilan a Victoriano con la traición de la elite dominante.

   El Panamá Cede, la separación del Istmo de Colombia, el Canal Zone, nos deja atrapados en una vorágine de grandes intereses. Goethals es el nuevo procónsul. Los Rough Riders  son los forajidos que imponen el nuevo orden. Las familias privilegiadas que alientan la secesión se benefician con los grandes negocios: surge la corrupción con desfalcos y asaltos al tesoro público.

   Adán introduce el lenguaje folclórico con humor, picardía y el sabor campesino y el lenguaje descriptivo con hermosas metáforas.

  La novela nos descube los recónditos parajes del alma de  Conchita, Angelita, Elsa, Paola, Glorysa y Epifania. Las damas de Adán Castillo, como las del Quijote, son de sensibilidades extremas.

   Epifania es una mujer bellaca, telúrica, es la legendaria combatiente de El Arado, el Picacho, Barbacoas, San Pablo, Buena Vista, Ciri Grande, Trinidad, el Cacao. Epifania es la Teniente Fanny con su famosa Niña Pola.  

  Adán, el revolucionario, afirma estamos construyendo una Patria, sin aguas negras corriendo por las calles, sin basura por los callejones donde los gallinazos y los perros no sigan siendo los policías sanitarios, sin fraudes e injusticias sociales.

    Epifania, la de la Niña Pola, la máuser 30-30 de la guerra junto a Victoriano Lorenzo contra los godos, la tiene lista contra el capitán John Armendáriz y sus chombos. La teniente Fanny y la carabina están en vela a la espera de la expansión imperial que los desalojará de su querido Valle del Chagres. Fanny, la guerrillera le grita al viento, ¡estámos en guerra!

  Un silencio brumoso, se extiende intimidante, sobre el Valle del Chagres ya sumergido en las profundidades de las aguas de nuestro Padre Río. El gran río Chagres, multiplica en millares de ecos las voces de los que allí anidaron  sudores, trabajo, amores e ilusiones, El Chagres es Panamá.

Referencia Bibliográfica

Castillo Galástica, Adán. Epifania del Chagres/ Panamá: Imprenta Articsa, 2013. il. Está en la Biblioteca Nacional.

 Agosto de 2018.

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