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9 de ENERO de 2024, hace 60 años… ¡el mismo espíritu!

Me le acerque luego de tomarle furtivamente la foto al paso de su marcha casi nonagenaria. Estoy camino
de retorno al automóvil luego de una caminata más pasional que simbólica. Nos identificamos
mutuamente, así como mutuo e inmediato ha sido el diálogo casi en ráfaga que
entablamos. Oohhh! ¡Compañero!… Tu del 60, yo de la promoción del 61…condiscípulos inolvidables
aquellos, ah?! …¿a qué te dedicaste? .. cómo vemos el país ahora?…valió verdaderamente la lucha?
…cómo es la clase política actual? la de ayer… la de ahora?.. ( y la de siempre?).
Sesenta años después de ese enero del 64 se cumplen hoy en un soleado martes y en el que -estamos
seguros- no es la mayoría de los panameños quienes tienen real e histórica conciencia de lo que ello
deparó en nuestra extraordinaria epopeya de país.
Nuestro Panamá como país en constante proceso de descolonización desde 1821 y que – se dijese- solo
actualmente concibe realmente su integridad de Nación, libre soberana,
autodeterminada…”teóricamente autodeterminada”…me añadió el anciano aguilucho: …“ habida
cuenta del mandato financiero/ económico de las potencias dominantes y los mercados bursátiles,
industria, tecnología, etc, etc ”, me fue agregando fluída y sorprendentemente este venerable anciano,
disponiendo de una claridad impresionante a sus 87 años de edad. …Dále, tómame otra foto desde allá…y
otra juntos, acá.
Le acompañe el resto de su andar y luego de unos minutos estuvimos guarecidos a la sombra solemne de
ese vestíbulo con aquel bronce al costado derecho que -aún impecable- reza:
“…Solo los que construyen sobre ideas, Construyen para la Eternidad…”Emerson.
Vestíbulo de emociones, vocinglería, alegrías, frenesí, sorpresas y expectativas que anduvimos
presurosos -tantas veces- con ágiles piernas y corazón batiente de orgullo institutor. Así que hoy, sesenta
años después, allí también nos permitimos sin ocultarlo sendas lágrimas de evocación…resonaron en la
memoria las arengas de nuestros líderes estudiantiles: volvimos a vislumbrar los afiches de la FEP, la
AFIN las luchas pro reivindicaciones sociales…y las consignas al febril grito; “¡a la calle!! …y la
consuetudinaria visual de aquella cerca ignominiosa detrás de “la mole de un templo del saber… “ -en la
4 e’ julio- que nos separaba amenazante de nuestro propio territorio…” ¡no te rindas aguilucho, que se
vayan del Canal!”.
A la vez que siniestro en la muerte, así de glorioso fue “la 4 e’ julio´; fue el teatro donde se inició la
verdadera y auténtica independencia de nuestra Patria. Hoy, al caminarla por breve trecho, observé con
el pecho apretado: “Avenida de Los Mártires”…pensé en mis hijos y nietos, las veces en que procuro
trasmitirles -más allá de los libros, relatos y mustia señal para tránsito vehicular e inadvertidos
peatones- lo que ese letrero entraña.

Luego de la sangre de nuestros mártires; denuncias internacionales a toda garganta y a todos los posibles
oídos atentos y conscientes de nuestros reclamos y la vergüenza nacionalista por la inocultable minus-
valía de constituír una anacrónica colonia en lo contemporáneo, el vivir a diario el ignominioso concepto
del Apartheid, quinta frontera “a perpetuidad”, sufrir con encono las venias cómplices del sector
entreguista de la sociedad panameña ´’pro yankee’. Ahí en esos siguientes años en los que la fatiga no
nos era permitida, fué surgiendo el caudal de talento empapado de patriotismo aderezado y sostenido
por un intelecto en materia de política internacional con una meta irrevocable. Los acuerdos y las
negociaciones, el tránsito nada fácil -más bien plagado de zancadillas- hacia una culminación henchida
de patriótica esperanza. Las canciones y poemas que brotaron de inspiración noble juvenil. Se produjo
una victoria y se aguardó con sólida determinación un producto que muchos pensamos tantas veces
imposible:
”..Cuando ese perro: el cancerbero se haya ido, en su hércules sombrío, su último vuelo..”
Así que, desde esas entregas de diplomas y despedidas estudiantiles institutoras…abrazos con lágrimas y
parrandas amanecidas. Todos fuimos tomando rumbo decisivo a nuestros destinos. Muchas décadas. Hoy
no logré identificar ningún rostro de los fraternales compañeros de aquellas gloriosas gestas. Tantos han
fallecido. Otros rostros y ensambles corpóreos no mienten respecto a la inexorable huella del tiempo,
dura labor y esfuerzo con espinazos torcidos, jubilaciones exiguas, nutrición quizás precaria,
ateroesclerosis y degeneración articular a consecuente limitación. Hay que seguir andando,
compañero…hasta que toquen queda final.

Pero con el mismo espíritu y gritando -hasta donde dén!- las ya muy viejas pero aún sonoras laringes:

¡…Un solo Territorio y Una sola bandera.!!

Dr. Roberto I. Cedeño M.
Exalumno Instituto Nacional.
Promoción 1961.

P.D. Escribo esto, hoy 9 de enero de 2024, sesenta años despues y desde una maesa (conocida por entrañables amigos y patriotas
de estírpe) en el patío de una casa en Albrook, actual corregimiento de Ancón. Rep de Panamá. Esta casa que -en aquellos años
como colonia- se les reservaba a Oficiales del U.S Air Force de Estados Unidos acantonados en la Zona del Canal. Tal vez en este
lugar, donde estoy ahora sentado, otrora se planearon operatívos de inteligencia que luego se realizaban levantando vuelo desde
la pista que veo a unos pocos centenares de metros desde aquí.

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