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A 60 AÑOS DEL 9 DE ENERO DE 1964: “UN SOLO TERRITORIO, UNA SOLA BANDERA”

“La patria se fue, como siempre se ha ido,
con su camisa blanca
y la corbata azul de adolescencia,
con el civismo juvenil de su paso
y el fértil batallón de sus arterias
a enarbolar el vuelo allí donde cortaron
las alas tricolor de sus emblemas.”

Diana Morán, “Soberana Presencia de la Patria”.

A esa juventud estudiosa del 64, el Rector Dídimo Ríos confió la histórica bandera que se utilizara en el Rechazo del Convenio Filós – Hines de 1947, y con la que los institutores se dirigirían a la Escuela Superior de Balboa aquel jueves 9 de Enero a las 4 de la tarde a cumplir el Pacto de las Banderas. Se trataba de una juventud madura, estudiosa, comprometida, con liderazgo, organizada.

Hoy a nuestra juventud se le trata de “niños”, se le frena, se le irrespeta, se le ha quitado responsabilidades, aunado a la eliminación de las asociaciones estudiantiles en los colegios, espacios vitales de intercambio de discusión de temas y problemas que afectan a la sociedad, y que en muchos casos han sido remplazadas por bandas delincuenciales. Se debilitó la fuerza del pensamiento crítico en nuestra juventud estudiosa, y qué no decir en nuestra Alma Máter, en donde buscan la enfermedad en la sábana y que yace en un triste abandono.

Hasta su último hálito de vida, el Maestro Ricardo Ríos denunció la estocada política que infiriera el gobierno de turno, representado por Lucinda Molinar, al eliminar en secundaria el imprescindible curso de Historia de las Relaciones de Panamá con Estados Unidos, atentando así contra nuestra memoria histórica, materia que es relevante por su profundo sentido nacionalista, porque crea conciencia cívica, fomenta la memoria histórica. Este episodio épico, en el que nuestro pequeño país enfrentó a la primera potencia del mundo, el cual cambió el rumbo de nuestra historia republicana, apenas ocupa unas líneas en los libros de historia de secundaria, situación que urge corregir.

A nivel institucional, las autoridades se dan golpes de pecho solo un día como hoy, mientras que las áreas revertidas no tienen el uso colectivo por el que se luchó hace 60 años y el Canal de Panamá atraviesa gravísimos problemas que pudieron prevenirse. Es por ello:

“En este desafío de relojes
entre el supermán que se roba las
galaxias
y el despegue endeudado de las
pulgas.

 

Diana Morán nos exige que:

 

Tenemos que ser tercos.”[1]

 

 

La juventud de esta tierrita istmeña tiene una eterna gratitud con ustedes: lo demostró en Enero de 2014 y en los hechos recientes de octubre y noviembre: estudiantes, obreros, campesinos, profesionales, docentes, pueblos originarios, los heroicos lancheros de Donoso: mujeres y hombres capaces de inmolarse ante el altar de la Patria, que aguantaron hambre, frío, injurias, represión, calumnias, persecución, muchos fueron criminalizados por protestar; no obstante, se unieron para exigir con dignidad, en esta ocasión al gobierno nacional,  mejores días para el pueblo panameño, reivindicando el derecho a la salud, por una mejor educación, por justicia igual para todos, con conciencia nacional e identidad propia y exigiendo un alto a la corrupción que ha corroído las entrañas de la sociedad y de la cosa pública. La fuerza de la lucha en las calles despertó un “rencor viejo”[2]  en un criminal zonian que sumó a los 21 Mártires de hace 60 años los nombres de dos chameros, cuo único escudo protector era el pabellón nacional. Hoy, Iván Mendoza y Abdiel Díaz, ¡Presente!

El Instituto Nacional, cuna del nacionalismo abrió la conciencia de los jóvenes que recibieron clases de profesores del más alto nivel: Ricaurte Soler, Carlos Arrieta de la Hoz, Diamantina de Calzadilla, entre otros. Compañeros,  ustedes cumplieron con la Patria, ustedes cristalizaron esos ideales, porque la bandera a la que le cantó Gaspar Octavio Hernández, que juramos defender a partir del legado de Ernestina Sucre en 1959,  y que hoy flota en la cima del Ancón de Amelia Denis, ese emblema tricolor se convirtió en símbolo de rebeldía en manos de cada uno de los panameños que han despertado para no claudicar. Hoy el reclamo de hace 60 años ha resonado ante un nuevo enclave colonial – la mina de Donoso-, desde Cabo Tiburón hasta Punta Burica; hoy la consigna sigue siendo ¡UN SOLO TERRITORIO, UNA SOLA BANDERA!

 

Palabras pronunciadas por Anais Morán Rovi, en el acto de los 60 años del 9 de Enero de 1964, en el Aula Máxima del Instituto Nacional.

[1] Fragmento del poema “Para el 2000: debemos ser tercos”, de Diana Morán

[2] Frase tomada de un verso de Diana Morán en el poema “Soberana Presencia de la Patria: “con la capilla ardiente del rencor más viejo…”

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