La titular de Economía y Finanzas, Eyda Varela, aseguró que la economía panameña prevé un crecimiento de cerca del seis por ciento en 2019, índice que coincide con los pronósticos de los organismos internacionales.

 

‘Este año (2019) solo China es el país que crece por encima de Panamá, pero al compararnos con Estados Unidos y el resto del mundo, creceremos el doble, y en comparación a América Latina, creceremos cerca de tres veces más’, afirmó la máxima representante del Ministerio de Economía y Finanzas, según un reporte de La Estrella de Panamá.

Precisó que este desempeño positivo estará sustentado en la producción de cobre, cuya mina en Donoso, la mayor del país, entrará en funcionamiento en abril de este año y podría aportar cerca del dos por ciento del Producto Interno Bruto.

A esto se suma, la expansión del Aeropuerto Internacional de Tocumen, el impacto de la recién concluida Jornada Mundial de la Juventud católica, el inicio de la construcción del cuarto puente sobre el Canal, la tercera línea del Metro y la producción de banano en Barú por Banapiña, empresa subsidiaria de Del Monte, apuntó.

Según el economista Alan Corbett, este crecimiento, que en el peor de los escenarios no estará por debajo del cinco por ciento, permite sostener de forma constante el crecimiento del empleo, con una inflación relativamente controlada entre el tres y el cuatro por ciento, y por ende el desequilibrio.

Mientras que en el 2018 la economía mundial creció un tres por ciento, la de Panamá lo hizo en 4,1 por ciento, por debajo de los estimados oficiales y de organismos internacionales.

Un informe de consultores locales, al que tuvo acceso Prensa Latina, señaló como causas de la desaceleración, la prolongada huelga de los constructores, pérdida del control del Ejecutivo sobre la Asamblea Nacional y mala conducción de la economía.

El documento firmado por el especialista Aristides Hernández, presidente del consorcio Latin Consulting, AIH Capital y AguaClara Consultores e Inversiones, responsabilizó también a restricciones financieras gubernamentales para expandir el gasto y la inversión pública, y la reticencia de las autoridades para implementar políticas económicas que reviertan la tendencia macroeconómica.

De acuerdo con la fuente, en el primer semestre de 2018 tuvieron números rojos los créditos, puertos, contratos de trabajos registrados en el órgano laboral, ocupación hotelera, entrada de turistas, venta de autos nuevos, permisos de construcción, producción de concreto premezclado y cemento, entre otros renglones.

El oscuro panorama de la economía istmeña en 2018 estuvo marcado, además, por el aumento del desempleo, que por quinto año sumó desocupados, que según el estudio registró casi un siete por ciento al cierre de agosto, cifra que rechazó el gobierno.

Fuente: Prensa Latina
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