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HOMILIA DEL DÍA DEL PERIODISTA Mons. José Domingo Ulloa Mendieta osa Lunes 13 de noviembre de 2023, Iglesia Santa Ana

  • Hemos escuchado la Palabra, que nos viene a iluminar sobre la esencia del periodismo y de muchas profesiones. El evangelio hemos escuchado que si tu hermano falla, trata de corregirlo; va a ser como la esencia del periodismo; pero también nos dice que para poder realizar esta importante misión necesitamos de la fe.

    Hoy la Palabra de Dios nos hace caer en tres aspectos que son pilares de la vida y que están íntimamente relacionados. Quiero empezar con el último pilar, que es un pilar muy personal. Necesitamos alimentar nuestra fe, en el Dios que cada de nosotros podamos creer, pero la presencia del Creador, de ese ser Supremo ha de estar en la vida nuestra, necesitamos alimentar nuestra fe en un Dios que es Padre, en un Dios que nos ha creado y en un Dios que nos ha hecho hijos. Solo desde esa experiencia y mirada de fe, podemos cumplir nuestra misión y podemos sentir la fuerza y el deseo de vivir ese amor y sobre todo descubrir y sentir la necesidad de ser transformado por Él.

    El segundo pilar, es que podamos ser conscientes de reconocer nuestras contradicciones e incoherencias; y a nivel personal, grupal y gremial, también ser capaces de nombrarlas, de reconocerlas y de trabajar para que el Espíritu Santo trabaje en nosotros.

    Y el tercer pilar, el evangelio nos habla de algo que padecen esta y otras profesiones. Necesitamos constantemente de una sanación, porque muchas cosas que vamos viendo, haciendo, descubriendo, también nos pueden ir destruyendo y hacernos más vulnerables.

    Hoy día que se habla mucho en los medios de comunicación de los escándalos políticos, económicos y también de la Iglesia, nos referimos a situaciones que con frecuencia nos asombran, nos descolocan, porque se refieren a comportamientos de personas en las que habíamos puesto un cierta confianza porque sus vidas nos resultaban creíbles moralmente y de repente salen a la luz historias escondidas que nos sorprenden, que no esperábamos, que no concuerdan con la imagen que teníamos, con frecuencia un poco idealizada que nos habíamos hecho de esas personas. Situaciones que a medida que se van destapando nos permiten descubrir escondidas historias dolorosas de víctimas que son casi siempre personas más vulnerables. Frente a esta realidad; necesitamos ver esa realidad con otros ojos para que no nos afecte en el plano humano.

    Queremos dar gracias a Dios, y lo hacemos desde este barrio, el arrabal santanero, un barrio humilde que dio a uno de sus más ilustres hijos, Gaspar Octavio Hernández, un joven periodista, poeta y patriota, que a pesar de su corta edad ha dejado un legado, que se reconoce al establecer el día del periodista panameño, precisamente en la fecha que dio su último aliento en la redacción de la Estrella de Panamá, el 13 de noviembre de 1918.

    Su vida siempre debe ser motivo de inspiración para las generaciones de periodistas que optan por esta vocación, cuyo sacrificio y esfuerzos son muy pocas veces reconocidos. ¿Cuántos de ustedes no han tenido que dejar a sus seres queridos, en distintas oportunidades, cuántos desvelos, cuántos desmanes, malas caras, y hasta portazos no han tenido que sufrir, muchas veces en silencio, para ofrecernos las noticias, los acontecimientos con la veracidad que exige su labor?

    Al periodismo panameño se le acusa de estar parcializado en esta crisis. Y eso es libertad de expresión de quienes piensan así; pero el hostigamiento y las amenazas a los comunicadores, no lo es.

    A quienes están agrediendo a periodistas -sea verbal o físicamente- les hacemos un llamado a respetar el ejercicio del periodismo en libertad, sin el cual no podremos construir la nación que todos queremos. Los comunicadores son obreros de la pluma, del micrófono y la cámara, como mucho otros trabajadores, que salen a cumplir con su vocación y misión.

    Les he escuchado sus temores, su tristeza, ante estos últimos acontecimientos en que se han visto acosados y en otros hasta violentados físicamente. Esto no lo podemos justificar de ninguna manera.

    Sabemos que, como en todas las profesiones, habrá quienes se alejen de los principios éticos y morales, en el ejercicio del periodismo y esto también debe ser corregido.

    Por lo que creemos que esto es una oportunidad, para que los periodistas pueden autoevaluarse; para la autocrítica, de cómo está la profesión respondiendo a los nuevos tiempos. Estamos convencidos que el periodista siempre está arriesgando, que no está exento de presiones y dolores.

    También debemos tener cuidado a quien le decimos periodista, porque si bien es cierto que, con las plataformas digitales, ha surgido el periodismo digital, respaldado por profesionales de esta rama, no menos cierto es que nos encontramos que hay personas porque suben contenidos de hechos u otras informaciones en las redes sociales ya se creen periodistas. Lo que es totalmente falso. Por eso hay que resguardar a la profesión de la presión de grupos económicos y de poder.

    Uno de los pilares de la democracia es el ejercicio del periodismo, como el medio para acercar al pueblo a la verdad de los hechos. Pero para que sea un instrumento viable y de valor, debe “difundir una cultura del encuentro, una cultura del diálogo, una cultura de la escucha del otro y de sus razones”, según propone el Papa Francisco, quien también pidió que “no cedamos a la lógica de la oposición, no nos dejemos influenciar por lenguajes de odio”.

    En sentido, son orientadoras las palabras del Papa al señalar que la misión del periodista no es otra que “explicar el mundo, hacerlo menos oscuro, hacer que los que viven en él le tengan menos miedo y miren a los demás con mayor conciencia, y también con más confianza”.

    Ustedes son conscientes que hay replantearse sobre la labor del periodista panameño hoy. Y qué mejor que inspiración encontramos en la figura de Gaspar Octavio Hernández, cuya vida profesional dejó ese legado patriótico y del buen periodista, así se deja ver en sus obras poéticas, en los que se destacan temas de orden social y de injusticia, así como la naturaleza, el amor y la patria.

    Como periodista, señalaba que el primer deber del periodista debía ser defender el uso correcto del lenguaje. Y citaba la obra de Antonio Nariño, fundador del Diario La Bagatela (Bogotá), recalcando que el periodista debía fungir como orientador de la opinión pública con honestidad, sin dejarse contaminar por las tentaciones de quienes ostentan el poder económico y especialmente el poder político.

    Hernández, además, criticaba ‘el olvido de nuestras tradiciones, la corrupción popular del idioma, el desconocimiento de nuestra geografía, el ansia de la riqueza sin escrúpulos, el culto a las jerarquías innobles, el desdén por las grandes empresas del espíritu y la falta de pasión en nuestras luchas nacionalistas.

    Panamá es un país bendecido, pero no por ello exento de crisis profundas, de las cuales hemos podido salir, por el respeto, la tolerancia, la nobleza, la solidaridad de su gente. Pero sobre todo por preservar la libertad y la verdad, principios sin los que es casi imposible que florezca la democracia. Sabemos que la democracia panameña aun es un proceso inacabado que requiere, para perfeccionarse, de cada uno de los panameños, sin excluir a ninguno.

    Reiteramos, el Día del Periodista panameño es una invitación para reafirmar el compromiso de defender la Verdad por encima de cualquier agenda o interés oculto; de librarnos del egoísmo del ser humano, como antídoto para evitar hacer mal uso de la facultad de comunicar.

    Estoy convencidos queridos periodistas que ha llegado el momento de refundar el ejercicio del periodista para poder garantizar la verdad, la paz, la transparencia, y contribuir para sentar las bases de un Panamá incluyente para todos.

    El Papa Francisco ha recordado la misión del periodista al manifestar: está llamado a ser el «cronista de la historia» y «a reconstruir la memoria de los hechos, a trabajar por la cohesión social, a decir la verdad a toda costa: también hay una «parresía» del periodista, es decir una valentía, siempre respetuosa, nunca arrogante.

    DIGNIFICAR LA PROFESIÓN
    Somos muy sensibles ante el incremento del desempleo en el campo del periodismo. Estamos convencidos que la unidad de los gremios de comunicadores, se logrará dignificar la profesión. Hay que elevar la imagen distorsionada que tiene el periodismo nacional. Imagen que no compartimos, porque hemos estado de cerca con muchos de ustedes.

    La lucha por lograr una ley de prensa y un salario mínimo digno, que han emprendido debe ser un esfuerzo en común. Sería bueno tener un estudio para tener una radiografía del periodismo panameño, ver sus fortalezas como sus debilidades, para que sean oportunidades de mejorar la profesión. Ustedes, como el resto de los profesionales requieren vivir dignamente, sin tener que recurrir a otras profesiones porque no logran sobrevivir.

    Como Iglesia valoramos el trabajo incesante de los periodistas de nuestro país, sabemos también que existen las tentaciones cuando hay necesidades vitales, pero no hay que caer en ellas, y un cerco importante es tener una organización, un gremio donde se apoyen, se acompañen, se denuncie, a fin de evitar ser manipulados, presionados y hasta sugestionados por intereses económicos, políticos, personales e incluso religiosos. La ética, la moral, la honestidad, en la búsqueda siempre de la VERDAD, son factores a los que jamás deben renunciar.

    Los periodistas, son un bastión de la VERDAD, tan necesarios en estos momentos de desconfianza y desinformación. Oramos por cada uno de ustedes para que sean apasionados en lo que les pide el Señor: Sean apasionados de la verdad y el amor a mi patria.

     


    † JOSÉ DOMINGO ULLOA MENDIETA, O.S.A.
    ARZOBISPO METROPOLITANO DE PANAMÁ

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