Solo faltan 498 días para que termine el calvario de quienes utilizan la vía Simón Bolívar, mejor conocida como Transístmica, para trasladarse de un punto a otro.

Y es que los trabajos de rehabilitación de la vía, que realiza el Ministerio de Obras Públicas, han desmejorado la calidad de vida de miles de panameños que a diario pasan entre 1 y 2 horas en el tranque que provocan estos cambios en la ruta.

El MOP explicó que los trabajos oficiales se realizan en una distancia de 7.5 kilómetros, que comprende desde la estación del metro en San Isidro hasta plaza Ágora, con una inversión de $87,578,456.02.

“Es preocupante el tiempo que perdemos nosotros los pobres en ese tranque. Esto simplemente es una mala planificación, nunca piensan en nosotros los pobres, que nos toca dormir en los buses para descansar”, expresó Roberto López, mientras iba sentado en un metrobús Torrijos Carter-Transístmica.

López abordó el bus en la terminal de Albrook y está mentalizado de que su recorrido a casa será extenso y tedioso una vez más.

Actualmente, estos trabajos presentan un 15% de avance y están programados para entregarse, según el conteo de días calendario (lunes a viernes), entre septiembre y octubre del próximo año, una noticia poco alentadora para quienes deben transitar obligatoriamente por los puntos donde se realizan los trabajos.

Crónica

Son las 6:30 a.m. y el pito de los autos suena como si fuera mediodía, el juegavivo de los taxistas, chiveros y carros particulares es el pan de cada día.

La fila de vehículos parece interminable cuando se ve desde el puente peatonal de San Isidro. A la derecha, cientos de carros parados en fila india con dirección a la ciudad, ya sea por la vía regular, otros luchan por entrar al Corredor Norte.

A la izquierda solo se ven más carros con las luces del freno encendidas, gracias a los puntos de calle cerrados para la rehabilitación de la vía.

Casi un laberinto que provoca desesperación entre conductores y pasajeros del transporte público. Al avanzar cerca de 1 kilómetro entre San Isidro-Ojo de Agua y la zona paga de Los Andes, ya han transcurrido cerca de 30 minutos a bordo de un metrobús. Rondan las 7:30 a.m.

Cuando el metrobús llega a Los Andes, recoge a más pasajeros, es poco lo que puede avanzar al salir de la zona paga. Lo apaña un nuevo laberinto de puntos cerrados en la calle y un avance de 5 kilómetros por hora.

Adentro del metrobús, la desesperación del que se levantó tarde es obvia en su rostro, el llanto de un bebé incomoda hasta al más paciente. Los rayos del sol s reflejan en la vitrina de los buses provocando calor, malestar y estrés.

Media hora después (8:00 a.m.), el bus sigue sin pasar el puente de San Miguelito. Algunos prefieren entretenerse jugando con sus celulares, otros chateando, otras se maquillan y otros simplemente se resignan a mirar a los trabajadores de esta obra que prometen será un alivio para los panameños, pero que por ahora toca esperar.

También está el eterno representante de una fundación, que un día ayuda a ancianos y otro, a quienes se rehabilitan por droga.

Cuando finalmente se logra avanzar debajo del puente de San Miguelito, comienza la otra etapa del tranque. Sobrevivir en la famosa “vía láctea” y la lechería, un tramo que parece ser mágico, en el que llevan cuatro años tapando los mismos huecos.

Aunque las autoridades cerraron algunos accesos para agilizar el tránsito, cuando se pasa por la estación de la 12 de Octubre, el reloj ya ha marcado las 8:15 a.m. -una hora y 45 minutos y aún no se llega a plaza Ágora-. El último tramo puede tardar hasta 10 minutos, dependiendo de la hora en que se necesite movilizar.

Según el Plan de Manejo de Tráfico, aprobado por la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), se deberían tomar vías alternas a las que se rehabilitan, algo no aplicable para el transporte público.

La finalidad de los trabajos, según el MOP, es que los 7.5 kilómetros queden en tres carriles, con construcción de drenajes pluviales superficiales y subterráneos, perfilado de carpeta asfáltica, construcción de cajones pluviales, demolición de pavimento en mal estado para su posterior reemplazo.

Para lograrlo, las autoridades han tenido que hacer uso del espacio de servidumbre que era utilizado para estacionamientos, quioscos y pequeños locales comerciales.

Se verán beneficiados los corregimientos de Pueblo Nuevo y Betania, y en San Miguelito, Belisario Porras, Amelia Denis de Icaza, Victoriano Lorenzo, Omar Torrijos y Mateo Iturralde.

Fuente: http://m.panamaamerica.com.pa/

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