Conversando con la Mujeres

Jóvenes conversan sobre las experiencias sexistas en los centros escolares

“El poder que ejercen los hombres sobre las mujeres es tan antiguo que se ha generalizado en nuestra cultura, por eso es que gran parte de la sociedad cree que la supremacía masculina es algo natural y que no requiere justificación”, asegura Claudia Figueroa, especialista en derecho y comunicación, quien se resiste a aceptar esta tesis y emprende acciones que combaten estas teorías que han afectado por siglos a mujeres que no habían despertado, pero que han logrado ser consciente de sus derechos”, muestra de ello es que entre las nuevas generaciones ya empiezan a darse los primeros pasos para lograr la reivindicación de los derechos que tienen las mujeres en el mundo” inicio así su intervención en el segmento Conversando con las Mujeres del programa Agenda Ciudadana.
Con este propósito, Figueroa, en el Segmento Conversando con las Mujeres del programa Agenda Ciudadana y como parte del Comité Latinoamericano y Caribeño por los Derechos de las Mujeres (CLADEM) entrevistó a dos jóvenes, Shaney S. (14 años) y a Paola G. (12 años), quienes compartieron algunas de las experiencias sexistas que han tenido en sus escuelas.
En esta conversación quedó demostrado cómo se dan casos de sexismo en la educación, por ejemplo: cuando los docentes se dirigen más a los jóvenes que a las chicas, animándolos a participar, mientras que las niñas son invisibilizadas en ese proceso de aprendizaje en el que ellas tienen mucho que aportar y preguntar a diferentes temas que se aborden en el aula de clases.
Paola contó que hace poco tiempo una de sus compañeritas del salón recibió una propuesta de noviazgo por uno de sus compañeros. Tanta fue la insistencia del joven que su amiguita aceptó, pero al día siguiente le dijo que mejor no, que no estaba de acuerdo. A raíz de esa decisión, ella y su amiguita fueron perseguidas dentro de la escuela, hasta que Paola los enfrentó y les dijo a ellos que las estaban acosando y que eso era un delito que podían ir a la cárcel. Los chicos reaccionaron con un “no nos importa”, ya hemos estado allí y “le dijeron a ella que no tenía derecho a opinar sobre nada porque es salvadoreña, lo que le pareció muy discriminatorio e insultante”.
Por su parte, Shaney, quien estudia en una escuela en Panamá Oeste contó que en su plantel estaban recaudando fondos para un acto de graduación y los maestros solo pusieron a las niñas a realizar esa labor, mientras que a los niños les dieron otras tareas y le pareció injusto.
Además, Shanel se refirió a un caso muy particular en el que su profesora de Educación Física le dice a los chicos que jueguen fútbol y no permite que las niñas participen o jueguen ese mismo deporte.
Sobre este tema, Figueroa reafirma que en el caso de la materia de Educación Física generalmente se hacen evaluaciones discriminatorias a las estudiantes con respecto a los varones. “Algo interesante que quizás no hemos notado es que también hay sexismo en las películas, libros infantiles, en los cuales siempre son los varones los que toman la iniciativa, los que se convierten en héroes, lo que salvan al mundo mientras que las mujeres interpretan personajes secundarios por su belleza o ingenuidad, ejemplo: cuando hacen el papel de brujas”,
Añadió que las escuelas tienen una gran responsabilidad y la obligación de transmitir contenidos y acciones no discriminatorios. Con respecto al uniforme escolar, Figueroa expresó que las niñas tienen el derecho a decidir si quieren usar falda o pantalón.
“Desde una mirada infantil femenina puedo asegurar que muchas niñas tienen temor y conciben que no están preparadas para convertirse en lideresas políticas o destacarse en el campo de las ciencias y la tecnología, en la vida pública o de estudiar carreras que en épocas atrás eran reservadas para los hombres, como lo es el caso de las ingenierías”.
Otro caso de desigualdad de género en su escuela, explica Shaney, se dio con la profesora de artística quien asignó, en su salón de clases, la creación de una figura de yeso a los niños y a las niñas que cosieran una cartera. Esta decisión de la profesora causó revuelo entre los chicos porque algunos varones prefieren coser y algunas chicas crear figuras en yeso porque tienen esas habilidades y les gustan más esas tareas. El caso es que según Shaney deben darle la opción a los estudiantes a que escojan qué actividad prefieren desarrollar.
Este despertar en la juventud femenina cada vez más consciente de sus deberes y derechos siembra nuevas esperanzas y abre puertas de posibilidades para que en el país se respeten las conquistas y derechos de las mujeres panameñas en la sociedad. “No es hora de callar, si no de alzar la voz para expresar nuestras opiniones, para defender nuestros derechos y empoderarnos como personas altamente calificadas que necesita Panamá para avanzar y multiplicar experiencias y contenidos de manera que se vaya eliminando la brecha que hay entre las damas y los caballeros que hacen uso de la fuerza, violencia, influencia o poder para avasallar a las mujeres”, sostiene Claudia.

Agenda Ciudadana

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