Desde su publicación en 1605 los que ejercen el poder omnímodo, los corruptos, los que atentan contra la libertad, los que imponen sus prejuicios, los que someten a la mujer, los desleales, los apegados a la tradición y al dogmatismo de la cultura establecida, los inquisidores de todo tipo, los académicos y eruditos con su afectación, los que desde el sistema escolar imponen su lectura sin motivación, los intolerantes, todos ellos deliberadamente, durante siglos, han eludido los temas esenciales y silenciado al Caballero de la Triste Figura.

¿Por qué leerlo? Cervantes, al igual que Erasmo de Rotterdam, a través de la locura confrontan el andamiaje social, político, moral, económico, cultural y filosófico de una sociedad carcomida por sus excesos.

Don Quijote es más actual que nunca, basta leerlo para identificarnos con sus propuestas.

La libertad:

Don Quijote ante los regalos recibidos en su visita al castillo de los Duques le comenta a Sancho: “la abundancia que hemos tenido en los banquetes y obsequios no los gozaba en libertad pues no eran míos. Las obligaciones de las recompensas, beneficios y mercedes son ataduras. La libertad es uno de los más preciosos dones, por ella como por la honra se puede aventurar la vida”

El amor:

En la historia de Grisóstomo y Marcela, el Caballero de la fidelidad se identifica con el derecho de la mujer a tener libre elección ante el amor. El amor no se impone. Nadie está obligado a amar porque lo amen. Cervantes ataca los prejuicios tradicionales que hacen de la mujer un objeto de las pasiones de los hombres.

El poder:

En la Cueva de Montesinos a través de las alucinaciones que sufre nuestro caballero andante, Cervantes satiriza el poder del Duque de Lerma, arrogante, perseguidor y funesto quien negocia los bienes públicos, Felipe III es el desdichado Durandarte encantado por el astuto Merlín (Lerma).

La justicia:

La administración de la justicia está corrompida. Se aplica “la ley del encaje” (de la sentencia arbitraria). Del dinero y el poder depende la absolución o la condena. El Quijote aconseja a Sancho ante la gobernación de su ínsula: “Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva sino de la misericordia”.

La patria:

Alonso Quijano, el Caballero de la locura, es de la Mancha. Allí están los afectos, dolores y sueños; los vecinos y amigos, los bienes y familia; es el lugar que se ama y Sancho lo expresa así al regreso de su última salida: “vuelve a ti si no muy rico, bien azotado”. El Quijote le dice, “déjate   de esas sandeces y entremos a nuestro lugar donde daremos vida a nuestras imaginaciones”. La patria es el terruño que siempre se añora.

La lealtad:

Ante la nobleza de sus corazones surge entre el hidalgo manchego y el sencillo labrador Sancho una auténtica hermandad. Mutuamente se influyen. Sancho reconoce que el Caballero de los leones tiene un alma como un cántaro, no sabe hacer mal a nadie y por esta sencillez “le quiero y no me amaño a dejarle por más disparates que haga”. Cuando el capellán de los Duques lo confronta, le responde “júntate a los buenos y serás uno de ellos. Yo me he arrimado a buen señor y he de ser otro como él”. El Quijote siempre le demostró afecto y confianza. “Sancho es el mejor hombre del mundo”.

Gobernar:

Cuando Sancho gobierna la ínsula Barataria, El Quijote le reitera que debe ser hombre honrado, comprensivo en sus juicios y ante todo recordar con orgullo y humildad que ha surgido de campesinos. A juzgar con objetividad y nunca caer en la tentación de la corrupción ni del vicio. Sancho gobierna con sagacidad y tiene una conducta ejemplar.

La edad dorada:

En uno de sus pasajes más significativos, El Quijote hace alusión a una sociedad pacífica y de ideales éticos, sin malicias ni egoísmos, cuando el ser humano vivía en estrecha comunión con la naturaleza; es el mito del antiguo Paraíso Perdido. Cuando la justicia se aplicaba sin arbitrariedades.

Los molinos de viento:

El combate contra los gigantes es una metáfora que expresa el idealismo y acto de fe del caballero andante capaz de atacar cualquier cosa. Es la lucha contra los imposibles: adecentar un país ante el descalabro de sus instituciones, derrocar gobiernos totalitarios, humanizar la burocracia laberíntica.

El innovador literario:

Cervantes usa todas las técnicas narrativas propias de la novela; es un innovador de las formas a través de insinuaciones, del doble sentido, de sugerencias múltiples ayuda a interpretar un texto complejo.

Introduce el realismo mágico y lo real maravilloso en fantásticas imágenes. Usa el intertexto con precisión, comenta que la narración debe deleitar y enseñar al mismo tiempo; nos demuestra que la historia puede ser tan ilógica como la ficción.

Cervantes es un extraordinario pintor de caracteres y caricaturiza con ironía las paradojas de su tiempo. Don Quijote es una novela barroca.

El contestatario:

Don Quijote es un libro revolucionario, los fundamentalistas le temen y por eso lo ocultan “en el silencio del olvido”. Leerlo es liberarlo de las ataduras conceptuales.

Un Quijote silenciado es el primer capítulo de La magia del Quijote, el libro impreso por Editorial Géminis se puede adquirir en Ribasmith.

Panamá, agosto de 2018.

Por Ricardo Arturo Ríos Torres

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